¿Existe la vida más allá de
la muerte?
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vida después de la muerte |
Esta es la eterna pregunta que
siempre se ha hecho el ser humano desde su existencia y en cierta forma el
hecho de intentar descifrar la respuesta nos genera incertidumbre y miedo. Varias
religiones y culturas han buscado su propia deducción a esta incuestionable
pregunta.
A continuación intentaremos dar
una perspectiva así como dar una interpretación al proceso a lo que algunos
investigadores y personas que experimentaron “la muerte temporal” han definido e interpretado en lo que denominaremos "el camino al más allá”.
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desprendimiento |
Al morir, una persona no se percata inmediatamente del
hecho. Y sólo después de ver a su doble yaciendo inanimado (el ser físico) y
cuando se convence que no puede comunicarse, se da cuenta que su alma salió del
cuerpo. A veces, en caso de un accidente, cuando la separación con el cuerpo es
instantánea e inesperada, el alma no reconoce su cuerpo y piensa que ve a otra
persona, parecida. La visión del doble y la imposibilidad de comunicarse crean un
fuerte golpe en el alma, ello genera confusión al creer que solo se trata de un
sueño o si es la pura realidad.
Todos los
que han experimentado la muerte
temporal atestiguan que conservaron plenamente sus capacidades intelectuales,
sensitivas y volitivas. Más todavía, notaron que la vista y el oído se
agudizaron, el pensamiento es más nítido y extraordinariamente enérgico, y la
memoria se aclara. Personas que perdieron algunas de sus facultades, a causa de
la enfermedad o de la edad, sienten que las recuperaron. El hombre comprende
que puede ver, oír, pensar, etc., sin órganos corporales. Es notable que un
ciego de nacimiento, al salir de su cuerpo, vio todo lo que hacían los médicos
y las enfermeras con su cuerpo y luego contó con todo detalle lo que pasaba en
el hospital. Al volver a su cuerpo volvió a ser ciego. A los médicos y
psiquiatras que identifican las funciones del pensamiento y sentir con los
procesos químico-eléctricos del cerebro, les sería útil tomar en cuenta estos
datos actuales reunidos por los médicos-reanimadores, para entender
correctamente la naturaleza del hombre.
Habitualmente
la muerte está precedida por la
enfermedad y los sufrimientos. Al salir del cuerpo, el alma se alegra de no
sentir más el dolor, la presión, la asfixia, en cambio percibir que el
pensamiento trabaja claramente y los sentidos están apaciguados. El hombre se
identifica con su alma, su cuerpo le parece como algo secundario y ya
innecesario, así como todo lo material. “Yo salgo y mi cuerpo es una funda
vacía”; explicaba un hombre que pasó la muerte temporal. Él miraba la
operación de su corazón, en curso, como un; observador ajeno. Los intentos de
reanimar a su cuerpo no le interesaban en absoluto. Aparentemente él
mentalmente se despidió de la vida terrenal y estaba listo para comenzar una
nueva vida. Sin embargo le quedaba el amor a sus parientes y la preocupación
por sus hijos.
Hay que hacer notar que no se producen cambios
importantes en el carácter del individuo. El hombre queda como estaba.; El
concepto de que dejando el cuerpo al alma, enseguida sabe y entiende todo, es
erróneo.
La luz más halla del túnel.
Después de ver a su cuerpo y lo
que lo rodea, algunos pasan a otro mundo puramente espiritual. Hay casos que
obviando o no notando la primera fase, llegan directamente a la segunda. El
pasaje al mundo espiritual, algunos lo describen como viaje por un espacio
oscuro que recuerda a un túnel. Al final de ese túnel llegan a un lugar de luz
supraterrenal. Existe un cuadro del siglo XV de Jerónimo Bosh, Ascensión al
Empiriano, que representa algo semejante al pasaje del alma por el túnel.
Posiblemente ya entonces esto era conocido por algunos.
He aquí dos descripciones contemporáneas de este
estado:
“Escuché que los médicos me
declararon muerto, mientras yo estaba como si nadara en un espacio oscuro. No
tengo palabras para describir ese estado. Alrededor estaba completamente
oscuro, y sólo en la lejanía se veía luz. Esta era muy intensa, a pesar de que
al principio parecía pequeña. A medida que me acercaba a ella, aumentaba. Me
dirigía rápidamente hacia ella y sentía que irradiaba bondad. Siendo cristiano
recordé las palabras de Cristo: Yo soy la luz del mundo. Y pensé: Si esto es la
muerte, sé Quién me espera allí.”
“Sabía que me estaba muriendo, y nada podía hacer para
avisar, ya que nadie me oía... Me encontraba fuera de mi cuerpo — esto es
seguro, ya que veía mi cuerpo sobre la mesa del quirófano. Mi alma salió del
cuerpo. Por eso me sentía perdido, luego apareció esta luz tan especial.
Primero era algo débil, luego emitió un rayo muy fuerte. Sentía el calor de
esta luz, que cubría todo, pero no me impedía ver el quirófano, los médicos y
las enfermeras y todo lo demás. Primero, no entendía qué pasaba, pero luego,
una voz desde ésta luz me preguntó si estaba listo para morirme. Hablaba como
un hombre, pero no había nadie. Preguntaba precisamente la Luz... Ahora
entiendo que Ella sabía que no estaba listo todavía para la muerte, pero era como si me estuviera
examinando. Desde el momento en que la Luz comenzó a hablar me sentí muy bien;
me sentía fuera de peligro, y que Ella me amaba. El amor que irradiaba la Luz
era inimaginable e indescriptible.”
La mayoría describe ésta Luz
como un Ser moralmente bueno, y no como si se tratara de una energía
impersonal. Los que son creyentes, la consideran un Ángel, o hasta el mismo
Jesucristo. En todo caso, Alguien que trae la paz y el amor. Cuando se
encontraban con la Luz, no oían palabras separadas en un idioma específico,
sino que hablaba con ellos por medio del pensamiento. Y todo era tan claro, que
esconderle algo era totalmente imposible.
El juicio. (el recorrido)
Algunas personas que han pasado
la muerte temporal, describen una suerte
de examen de la vida llevada por ellos en esta tierra. A veces este examen se
producía durante la visión de la Luz extraterrenal, cuando el hombre oía la
pregunta:
¿Qué has hecho de bueno? El
hombre comprendía que el que preguntaba no lo hacía para saber, sino para
impulsar al hombre a que recuerde su vida. Inmediatamente después de la
pregunta, ante los ojos espirituales del hombre, pasaban las imágenes de su
vida terrenal, comenzando por su primera infancia y en forma de una serie de
imágenes rápidamente cambiantes de los episodios de la vida, donde el hombre
veía con toda nitidez y detalle todo lo que había pasado. Así, revivía y
revalorizaba moralmente todo lo que había dicho y hecho.
Aquí tenemos uno de los típicos relatos que ilustran
un proceso de esta inspección:
Cuándo vino la Luz, me preguntó
¿qué hiciste en tu vida?, ¿qué puedes mostrarme? — o algo por el estilo. Y
entonces comenzaron a aparecer estas imágenes. Eran claras, tridimensionales,
en colores, y se movían. Delante de mí pasó toda mi vida.
Todo se sucedía delante de mis
ojos en los más mínimos detalles. De nuevo vivía estos sucesos. Veía casos en
que fui engreída, cruel. Me avergonzaba de mí misma y deseaba que nunca
hubieran ocurrido. Pero cambiar lo vivido no era posible.
De la reunión de los numerosos relatos de los hombres
que pasaron este examen, se puede concluir que dejó en ellos una profunda y
positiva huella. Realmente, durante esta inspección, el hombre es obligado a
considerar sus actos, hacer un balance de su pasado, y de esta manera juzgarse
a sí mismo. En la vida cotidiana, los hombres esconden las cualidades negativas
de su carácter, como si se escondieran detrás de una máscara de virtud, para
parecer mejores de lo que realmente son. La mayoría se acostumbra tanto a la
hipocresía, que dejan de ver su verdadero yo, a menudo orgulloso, pagado de sí
mismo, libertino, etc. Pero en el momento de la muerte ésta máscara se cae y el hombre
comienza a verse tal como es en la realidad. En particular durante el recorrido
aparece cada uno de los actos cuidadosamente escondidos, en todos sus detalles,
colores y dimensiones. Se oye cada palabra pronunciada, en forma nueva se viven
los acontecimientos, hace tiempo olvidados.
En este momento todas lo que se
conquisto en la vida, como: situación social y económica, diplomas, títulos,
etc., pierden su importancia. Lo único que se valoriza es la parte moral de las
acciones. Entonces el hombre se juzga a sí mismo no sólo por lo que hizo, sino
también por cómo influenció a otras personas con sus palabras y sus actos.
Así un hombre describe el
examen de su vida: ;Me sentí fuera de mi cuerpo, flotando por encima del
edificio. Veía mi cuerpo acostado abajo. Luego fui rodeado de la Luz y en ella
vi como una visión móvil que mostraba toda mi vida. Me sentí muy avergonzado ya
que mucho de lo que yo consideraba normal y aprobaba, ahora veía que era malo.
Todo era muy real. Sentía que una mente superior me estaba juzgando, me
dirigía, y me ayudaba a ver. Más todavía, me pasmó que Ella no sólo me mostraba
qué hice, sino también la repercusión que tuvieron mis actos en otros hombres.
Entonces entendí que nada se borra ni pasa sin huella; todo, hasta cada
pensamiento, tiene consecuencias
Los dos siguientes fragmentos de relatos de hombres
que experimentaron la muerte temporal,
ilustran cómo el recorrido les enseñó a ver la vida en forma nueva. No conté a
nadie lo que experimenté en el momento de mi muerte, pero cuando volví a la vida, me
movía un ardiente deseo de hacer algo bueno por los demás. Estaba muy
avergonzado de mí mismo. Cuando volví decidí que me era indispensable cambiar.
Estaba arrepentido, mi vida pasada no me satisfacía. Decidí comenzar una vida
completamente diferente.
Ahora imaginemos un empedernido delincuente que
durante toda su vida hizo mucho mal a otros — mentiroso, calumniador, delator, asaltante,
asesino, violador, sádico. Muere y ve todas sus malas acciones en sus terribles
detalles. Su conciencia, largamente dormida, bajo la influencia de la Luz,
inesperadamente para él mismo, se despierta y comienza a acusarlo
implacablemente. ¡Qué sufrimiento intolerable, qué desesperación debe sentir,
cuando ya no puede arreglar nada, ni olvidar! Esto, en verdad, será para él el
comienzo del insoportable suplicio. La conciencia de todo el mal realizado, la
mutilación del alma propia y de otras ajenas, será para él, el fuego eterno que
no se apaga.
La promesa (un nuevo mundo).
Algunas diferencias en las
descripciones de lo vivido durante la muerte, se explican por el hecho de que
aquel otro mundo no se parece al nuestro, donde nacimos y en el cual se
formaron todos nuestros conceptos. En aquel mundo, el espacio, el tiempo, y los
objetos tienen un contenido completamente diferente a aquellos a los cuales
están acostumbrados nuestros órganos de percepción. El alma, por primera vez en
el mundo espiritual siente algo semejante a lo que sentiría un gusano
subterráneo al salir por primera vez a la superficie de la tierra. Él percibe
la luz solar, siente el calor del sol, ve el paisaje, escucha el canto de los
pájaros, huele los perfumes de las flores (haciendo la salvedad de que el
gusano pueda tener todos estos órganos de percepción). Todo eso es tan nuevo y
hermoso, que difícilmente sería capaz luego de contarlo tal cual a los
habitantes de su reino subterráneo.
De manera similar, los hombres que se encuentran
después de su muerte en el
otro mundo, ven y perciben muchas cosas que no pueden luego describir. Así, por
ejemplo, dejan de sentir allí la distancia tan habitual para nosotros. Algunos
afirmaron que podían sin esfuerzo, sólo con pensarlo, trasladarse de un lugar a
otro, independientemente de la distancia que los separaba. Así, por ejemplo, un
soldado gravemente herido en Vietnam, durante la operación salió de su cuerpo y
observó cómo los médicos trataban de reanimarlo. “Yo estaba allí y el médico
estaba pero al mismo tiempo era como si no estuviera. Traté de tocarlo pero
pasé a través de él. Entonces, de repente me encontré en el campo de batalla
donde había sido herido, y vi a los enfermeros que recogían a los heridos...
Quise ayudarles, pero súbitamente me encontré de nuevo en el quirófano.”
Parecía como si uno se materializara aquí o allá, con solo desearlo, en un
abrir y cerrar de ojos. Hay otros relatos semejantes de repentinos
desplazamientos. Resulta un proceso puramente mental y agradable. Lo deseo, y
ya estoy allí.
Si uno pregunta al hombre que
pasó la muerte clínica, cuánto tiempo duró su
estado, habitualmente no puede contestar la pregunta. Él no sintió en absoluto
el paso del tiempo. Podrían haber sido unos minutos o varios miles de años, que
no hay diferencia
Otros, de los que pasaron la muerte temporal, aparentemente han
llegado a mundos más alejados de nuestro mundo material. Ellos vieron la
naturaleza de aquel mundo y la describieron en términos de prados y colinas
herbosas de un color verde tan vivo que no existe en la tierra, campos
iluminados con luz dorada. Hay descripciones de flores, árboles, pájaros,
animales, cantos, música, prados, jardines de inigualada belleza, ciudades.
Pero ellos no encuentran las
palabras necesarias para transmitir todas sus impresiones de manera que ellas
sean comprendidas.
La esencia del alma (el cuerpo es solo una
funda).
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El cuerpo, la prisión del alma. |
Cuando el alma deja el cuerpo,
ella no se reconoce inmediatamente a sí misma. Así, desaparecen los signos de
la edad: los niños se ven adultos, los ancianos jóvenes.
Los miembros del cuerpo, por ejemplo manos o piernas, perdidos por tal o cual
causa, aparecen nuevamente, los ciegos comienzan a ver.
Un operario cayó desde un cartel de propaganda
comercial, sobre los cables de alta tensión. Perdió, a causa de las quemaduras,
ambas piernas y parte de una mano. Durante la operación, él experimentó la muerte
temporal. Al salir de su cuerpo, ni siquiera lo reconoció de inmediato, tan
gravemente estaba lesionado. Sin embargo, vio algo que lo sorprendió mucho más:
su cuerpo espiritual estaba completamente
entero y sano.
Sobre la península Long Island, en el estado de Nueva
York, vivía una anciana de 70 años, que era ciega desde los 18 años. Tuvo un
ataque cardíaco, y en el hospital pasó la muerte temporal. Reanimada, ella
relató qué había visto durante la reanimación. Detalladamente describió los
diferentes aparatos que usaron los médicos. Lo más sorprendente del caso es que
recién en ese momento vio los aparatos, ya que en su juventud, hasta su
ceguera, estos aparatos todavía no existían. También le contó al doctor, que lo
vio en un traje celeste. Pero ya
reanimada, quedó ciega,
como era antes.
Reencuentros.
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Despedida |
Algunos cuentan los encuentros
con sus parientes o conocidos ya muertos. Estos encuentros, a veces, se
producían en las condiciones terrenales, y a veces en el entorno del otro
mundo. Así, por ejemplo, una mujer que pasó la muerte temporal, oyó al médico
decir a sus parientes que estaba muriendo. Habiendo salido del cuerpo y
elevándose, vio a sus parientes y amigos ya muertos. Los reconoció, y ellos
estaban contentos de encontrarla. Otra mujer, vio a sus parientes que la
saludaban y le daban la mano. Estaban vestidos de blanco, se alegraban, y parecían felices, y de repente me dieron la espalda y
comenzaron a alejarse; mi abuela me miró, sobre el hombro, y me dijo: te veremos más tarde, no ésta vez. Ella murió a los 96 años, y aquí lucía,
digamos, como de 40 – 45, sana y feliz.
Un hombre cuenta que cuando estaba moribundo por un
ataque cardíaco, en el hospital, su hermana estaba moribunda al mismo tiempo
por diabetes, en otra
parte del mismo hospital. Cuando salí de mi cuerpo, — relata — encontré a mi
hermana, y me alegré, ya que la quería mucho. Hablando con ella, quise ir tras
ella, pero ella, volviéndose hacia mí, me ordenó que volviera a donde estaba,
explicándome que mi tiempo todavía no había llegado. Cuando volví en mí, le
conté al médico que había estado con mi hermana, que acababa de morir. Él no me
creyó, pero ante mi insistencia envió a una enfermera para que lo verificara, y
supo así que mi hermana había muerto, como yo le había contado.
El alma en el otro mundo, si
encuentra a alguien, es principalmente a los que le fueron cercanos. Allí, algo
familiar atrae las almas una hacia la otra. Así un anciano padre vio en el otro
mundo a sus seis hijos muertos. Ellos allí no tenían
edad — cuenta él. Hay que aclarar que las almas de los muertos no andan
errantes a su voluntad, por donde quieren. La Iglesia Ortodoxa enseña que
después de la muerte del cuerpo, el Señor indica a cada alma el lugar de su
estadía temporal, en el paraíso o en el infierno. Por esto, a los encuentros
con las almas de los parientes muertos, no hay que interpretarlos como regla,
sino como excepción que es permitida por el Señor para el bien de aquél a quien
le toca seguir viviendo todavía en la tierra. Es posible, así mismo, que no se
trate de encuentros propiamente dichos, sino de visiones. Hay que reconocer que
en este tema hay mucho de inaccesible para nuestro entendimiento.
Básicamente, los relatos de los hombres que llegaron hasta el otro lado de la cortina,
hablan de lo mismo, pero con detalles diferentes. A veces, ellos ven lo que
esperaban ver. Los cristianos ven a los Ángeles, a la Madre de Dios, a
Jesucristo, a los santos. Los no creyentes ven templos, figuras vestidas de
blanco, jóvenes, o a veces
no ven nada, pero perciben la presencia
de un ser irradiante de paz.
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interpretación al alma |
En el mundo espiritual las conversaciones transcurren no en la lengua
conocida del hombre ni en ninguna lengua humana, sino aparentemente por medio
del pensamiento. Por eso, cuando los hombres vuelven a la vida, les es difícil
transmitir exactamente las palabras que usó la Luz, el Ángel, o algún otro con
quien se encontró Por consiguiente, si en el otro mundo los pensamientos se
oyen, debemos aprender aquí a pensar siempre lo bueno y lo recto, para no pasar
vergüenza luego allí, de aquello que hemos pensado involuntariamente.
La frontera
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Visión subjetiva de la linea entre la vida y la muerte |
Algunos hombres que se encontraron en el otro
mundo, relataron que vieron algo parecido a una frontera. Unos la describen
como un cerco o una reja al final del campo; otros como orilla de lago o mar;
otros todavía como una tranquera o puerta, un torrente o una nube. La diferencia
de la descripción también es consecuencia de la percepción subjetiva de cada
individuo. Por eso es imposible definir con exactitud, qué es la frontera. Lo
importante, sin embargo, es que todos la entienden como una valla, que si se la
traspasa no hay vuelta al mundo anterior. Después de ella comienza el viaje a
la eternidad.
El retorno
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Retorno |
A veces al recién muerto se le
da la posibilidad de elección: quedarse allí o volver a la vida terrenal.
Por ejemplo: ¿Estas listo?;
Así el soldado malherido en la
batalla vio su cuerpo mutilado y escuchó la voz. Él pensó que con él hablaba
Jesucristo. Se le dio la posibilidad de volver al mundo terrenal, donde él
sería un inválido o quedarse en el otro mundo. El soldado prefirió volver.
Muchos están atraídos por el deseo de terminar alguna misión en la tierra. Al
volver ellos afirman que Dios les permitió volver y vivir porque la obra de su
vida no estaba terminaba. Ellos aseguran que el retorno es precisamente el
resultado de su propia elección. Esta elección fue aceptada porque obedecía al
sentido del deber y no por motivos egoístas. Así por ejemplo algunas eran
madres y querían volver con sus hijos pequeños. Pero había casos en que se les
ordenaba volver, a pesar de su deseo de quedarse allí. El alma ya estaba llena de
alegría, amor y paz, estaba bien allí, pero su tiempo todavía no había llegado.
Ella escucha la voz que le ordena volver. Los intentos de oponerse al retorno
al cuerpo no resultan. Una fuerza las arrastra hacia atrás.
Hay un relato de una paciente del Dr. Moody: Tuve un ataque cardíaco, me
encontré en un vacío negro, sabía que había dejado mi cuerpo y me estaba
muriendo... Pedí a Dios ayuda, me deslicé rápidamente por las tinieblas y vi
adelante una neblina gris y detrás de ella unas figuras humanas. Sus formas
eran como en la tierra y veía algo parecido a casas. Todo estaba iluminado por
una luz dorada muy tenue, no tan burda como la de la tierra. Sentí una gran
alegría y quería pasar a través de esta neblina, pero salió mi tío Karl, que
murió hace muchos años atrás. Él me cortó el camino y me dijo: Ve atrás, tu
trabajo en la tierra todavía no está terminado, vuelve atrás inmediatamente.;
Ella tenía un hijo pequeño, que sin ella se hubiera perdido.
La vuelta al cuerpo a veces se produce en un momento, a veces coincide con la
aplicación del shock eléctrico o de otros métodos de reanimación. Todas las
percepciones desaparecen y el hombre se siente de repente nuevamente en la
cama. Algunos sienten que entran al cuerpo con un empujón. Primero, se
encuentran incómodos y con frío. A veces antes de la vuelta al cuerpo hay un
corto desmayo. Los médicos-reanimadores y otros observadores notan, que en el
momento de la vuelta a la vida el hombre a menudo estornuda.
Nueva relación con la vida
Habitualmente los hombres que
estuvieron en alguna situación de las que hemos mencionado; sufren un gran
cambio. Según la afirmación de muchos de ellos, tratan de vivir mejor. Muchos
comienzan a creer en Dios más firmemente, cambian su manera de vivir, se hacen
más serios y profundos. Algunos hasta cambiaron su profesión y comenzaron a
trabajar en hospitales y geriátricos, para ayudar a los necesitados. Todos los
relatos de los hombres que pasaron la muerte temporal, hablan de fenómenos
completamente nuevos para la ciencia, pero no para el cristianismo.